miércoles, 17 de octubre de 2007

¡Por Dios! Pon los Simpsons


Y no hice caso

Pues apenas cambié, al retornar, vi la jugada más intrascendente, un tiro al centro del arco, y un regalo que nunca antes vi en un arquero en el campeonato nacional.

Y no fue Máximo Banguera. Tampoco una “Ibarrada”. Mucho menos una locura de José Francisco, el máximo exponente del arco nacional (en lo poco que hemos tenido en nuestro pórtico).

Triste destino final, para que al final el arquero se contagie de toda esa intrascendente brutalidad, y ponga cifras definitivas a la vergüenza, el papelón, y a la involución futbolística que en menos de una semana hemos sufrido. Y bien que deberíamos incluir el festejo de los hinchas de LDU de Quito, que ya piensan de manera superlativa en sí mismos tras estar en el puesto noventa y tanto del mundo en la clasificación de la IFFHS.

Todo empezó con algo de esperanza, tras ver el trato de balón que le otorgaba el equipo de todos, no sin esperar esa corrida bastante absurda que un tropel de defensas nunca pudieron detener para que al final golpee con su humanidad, el delantero más torpe que ha tenido Brasil en los últimos tiempos en sus filas.

En el segundo tiempo quizás muchos vieron el mejorar, pero nadie percibía que Ecuador se abría para recibir el tropel de goles mediocres que se dieron, exceptuando la derecha excepcional de Kaká.

En un ataque inconsistente de Brasil, Kaká dispara desviando Ronaldinho para dejar completamente descolocado al inconsistente Daniel Viteri.

El otro, un vil despeje de la equivocada defensa ecuatoriana, sirve para que uno de los mejores derechos del mundo la mande adentro.

Un baile de Robinho que bien no hizó un carajo en todo el partido, más que desparramarse ante la marca de cualquier defensa, bastó para un centro que cerró EL-ANO, y poner la cuarta.

Y no sin antes haber un autogol de Iván Hurtado que solventemente salvó Viteri, Kaká disparó fuerte al centro del arco, regalando el gol Viteri, para la carcajada del público brasileño, y nuestra vergüenza y amargura, de que por lo menos, los goles tampoco los regale el arquero.

Bastaba ese para el circo, en que ahora se ha convertido la única alegría del país más dividido y feliz de ser miserable en el mundo, y que conciente, vota por ello.

Brasil 5 – Ecuador 0.

Bien esperemos no toparnos nuevamente en los graderíos al pendejo del profesor de pelucones quiteños de la universidad San Francisco de Quito, hincha número del país, y malilla primera para la suerte de un equipo sin recambios y que bien demostró que bien estamos jodidos en todo sentido.

La goleada… ya es de todos.

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