domingo, 1 de julio de 2007

La despedida de un hincha


Anciano y deteriorado en sus años, sin embargo no faltaba al estadio, y a su esquina del Correo, donde le era permitido el parqueo de su camioneta, y la venta de mercadería oficial y no oficial de equipos de fútbol. En especial de su adorado Barcelona.

Emblema para muchos, ignorado por otros, el llamado “hombre de la campana”, ya era un referente del barcelonista acérrimo, aunque éste, nunca trasgredía hacia las fronteras a la violencia.

Su campana seguramente se seguirá escuchando por el grupo que lo acompañe, aunque lentamente ese sonido particular, en el estadio del equipo más popular del país, se apague, porque ya no estará aquel personaje, que siempre acompañó al equipo de sus amores, y ni siquiera fue reconocido por éste, a pesar de los años y años de lealtad que mantuvo hacia éste.

Lo reconoció hace poco su hija.

Y no es cuento que el conjunto torero, manejado por la mafia, se olvida de sus glorias.

Paz en la tumba del señor Julio Espinoza Campos, el famoso “hombre de la campana”.

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